[Avatar] Nada me debes

[alcesverdes]

Regalo de cumpleaños para comfortingsounds

Zuko+Aang y menciones de la Gaang. Post series, muy post series.
G rated.
No debería ser muy difícil deducir por qué el título o/;;



Nada me debes

Ha sido un viaje largo y azaroso, pensó el Señor del Fuego Zuko una tarde bien entrado el otoño de su vida. Pero no lo cambiaría por nada, añadió aún para sí sonriendo suavemente.

–Sonríes como tu tío –dijo Aang, quien en ese momento compartía con él una taza de té, la cual levantó en alto–. Aunque no es en lo único en que se parecen.

Zuko sintió una suave nostalgia al escucharlo; hacía mucho que Iroh había abandonado este mundo en medio de los honores que merecía, y Zuko se sentía orgulloso de tener algo, por pequeño que fuera, que aún lo uniera a la única persona de su sangre que, por años, había sido realmente su familia. Aunque no su única familia; Katara, Sokka, Toph, Suki, Mai. Incluso Ty Lee. Ellos habían sido su verdadera familia la mayor parte de su vida. Pero, en especial, Aang. Había entre ellos un vínculo muy particular y muy fuerte, de un tipo muy distinto al que tenía con los demás.

Aang y Zuko habían encabezado el esfuerzo para restaurar el mundo. No lo habían logrado del todo; las cicatrices de cien años de guerra no podían borrarse con sesenta años de buena voluntad.

Era por eso que Zuko no había accedido nunca que Katara curara su rostro; levantar la mano y tocar esa cicatriz cuando las reuniones diplomáticas no iban bien, le recordaban todas aquellas otras de las familias afectadas, las personas lastimadas por su padre y por su abuelo, y entonces encontraba la fuerza para obligarse a ser paciente y soportar los insultos, que se presentaban con diferentes niveles de sutileza, pero que casi siempre estaban ahí.

Fue en ese momento lleno de recuerdos y añoranza, que Zuko finalmente encontró el valor para preguntar algo que lo agobiaba desde hacía mucho.

–¿Qué pasará con el ciclo del Avatar?

Aang sonrió y se encogió de hombros.

–Está roto.

–Pero podrás rencarnarte por las próximas tres generaciones, ¿no?

Aang negó con la cabeza.

–Falta un segmento en el círculo.

No había en su voz ningún tipo de resentimiento, ni siquiera resignación; para él, las cosas eran como eran, simplemente. Pero no tardó en añadir, a la vez que le ofrecía una galleta a Zuko:

–Estarán bien. La gente estará bien; les hemos mostrado el camino con la ayuda de todos. Toph dice que hemos creado cimientos muy sólidos, y si hay alguien que sabe sobre eso, es ella.

Zuko tomó la galleta y asintió sin dejar de sonreír.

–Es verdad –dijo.

Era muy curioso verlo todo en retrospectiva; su padre lo había enviado a buscar al Avatar y, más que eso, Zuko había terminado por encontrarse a sí mismo.

Sí, su vida había sido ardua y a veces dolorosa, pero el Señor del Fuego Zuko no tenía nada de qué arrepentirse cuando miraba atrás. El camino podía llegar a su final en cualquier momento, y él lo enfrentaría con la cabeza en alto, con tranquilidad y, sobre todo, en paz consigo mismo.