alcesverdes: A flamingo with a yoyo: awesome, yet useless (Fantasia 2000 - Flamingo // Skills)
The Cookie Fairy ([personal profile] alcesverdes) wrote2012-02-19 12:28 pm

[Kyou Kara Maou] Yuuri Nieves y los siete Kohis

~700 palabras
G-Rated
Yuuri/Wolfram

Shinou, deja de trollear. XD




Había una vez, en un reino llamado Shin Makoku, un rey demonio que deseaba un sucesor con ojos y cabellos negros como el ébano, intenciones tan blancas y puras como la nieve y.... bueno, su sangre podía ser roja o azul. Daba igual mientras se cumplieran las otras condiciones. En particular la primera.

Así fue como Yuuri Shibuya fue elegido como el vigesimoséptimo gobernante en la línea. Un gobernante que a menudo se preguntaba si tendría la autoridad para hacer nulos varios de los rituales de etiqueta tan confusa de Shin Makoku.

-No puedo creer que me convencieran de esto -gruñía Yuuri por lo bajo mientras se internaba en el bosque siguiendo un mapa. Tenía mucho rato caminando bajo el sol, el camino era difícil y el mapa poco claro. Sin embargo, la mayor parte de su frustración se centraba en que su falda se atoraba en rama sí y rama también.

-El vestido es parte indispensable -había dicho Murata-. No puedo creer que olvidáramos anotarlo al principio.

-¡Te lo acabas de inventar!-había exclamado Yuuri, pero sus protestas fueron en vano.

Yuuri llegó por fin a la cabaña en lo profundo del bosque dinde vivían los siete kohis más viejos de todos. Y se les notaba. Cuando uno de ellos tocó la puerta, su mano y su antebrazo se desprendieron de su cuerpo, quedando sujetos al picaporte. Yuuri colocó la extremidad en su lugar mientra se presentaba. Al menos fue bien recibido.

A continuación, desolado por el desastre en el interior de la cabaña, fue resignadamente a buscar los utensilios de limpieza. La tradición dictaba que el rey demonio debía encargarse en persona del mantenimiento y cuidado de los kohis mayores en pago por los servicios prestados por estas criaturas a su pueblo. Lo cual no era mucho, considerando. Sin embargo, las apariencias indicaban que nadie más se hacía cargo. De verdad le tomaría a Yuuri dos semanas dejar el lugar decente.

Algunas horas más tarde, cansado y con un apetito enorme, Yuuri se puso a buscar algo para comer. Al bajar a la cocina, lo primero que vio en el antepecho de la ventana fue una enorme y jugosa y muy roja manzana.

-¡Gracias, kohis! ¡Son muy considerados!-exclamó en voz alta a nadie en particular cuando la tomó.

-¡Shibuya! ¡Espera! -escuchó la voz de Murata desde la puerta de la cocina. Al voltear, Yuuri vio al otro pelinegro con una expresión de alarma y el brazo levantado hacia él.

Pero era demasiado tarde: ya había mordido la manzana.

Lo siguiente que Yuuri supo fue que estaba recostado en el polvoriento sofá del recibidor. Conrad y Murata se inclinaban sobre él. Se veían aliviados.

-Quizá debimos haberte dicho que la cabaña está en la parte de atrás del templo del Shinou -dijo Murata-. Así tal vez habrías estado más alerta.

Yuuri frunció el entrecejo.

-Al menos habría llegado más rápido -dijo. Volvió su atención hacia Conrad-. ¿Que pasó?

-Comiste una manzana hechizada -respondió este.

-¿Qué? ¿Hechizada?-repitió Yuuri brincando un poco.

-Ya, ya -le dijo su guardaespaldas, sosteniéndolo. A pesar de estar sonriendo, su cara se las arreglaba para ser la imagen misma de la neutralidad-. Rompimos el hechizo. O, mejor dicho, Wolfram lo hizo.

Yuuri miró alrededor buscando a Wolfram para agradecerle. Lo encontró al fondo de la habitación, sentado en una silla con la vista y con la vista al suelo. Su cara estaba más roja que la famosa manzana y su expresión decía que era mejor dejarlo tranquilo por el momento.

-Yo me encargo del Shinou -dijo Murata empujando sus lentes sobre la nariz. Yuuri no acaba de entender, pero su instinto le decía que no quería estar en el lugar del Shinou en esos momentos-. Ustedes dos -añadió Murata refiriéndose a Wolfram y Conrad- vigilen la cabaña mientras Shibuya termina de limpiar.

Sin más objeciones por el momento, Murata salió de la cabaña. Conrad y Wolfram se apresuraron a salir a sus puestos (más Wolfram) y Yuuri, vuelto un mar de confusión, fue a tomar de nuevo la escoba.

Le tomó casi media hora terminar de unir los puntos, pero el grito que soltó evidenció lo claro que le había quedado. Wolfram de inmediato entró a sacudirlo un poco y Conrad concentró su atención en los sonidos del exterior para darles un poco de privacidad.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado.
countlessuntruths: (Amy - Sunflowers)

[personal profile] countlessuntruths 2012-02-19 07:00 pm (UTC)(link)
Me. Lo imagino.

'Okay. Comí una manzana... y terminé en el suelo. ¿Qué tiene que ver Wolfram? *tic toc tic toc*'