Una de las razones por las que dejé de estudiar farmacobiología fue porque el trabajo de laboratorio con animales me llegó profundo.
Antes de eso: ¿Prácticas de parasitologia? No hay problema. Con guantes, cubreboca y los lentes y el manejo y preparación de la muestra de heces humanas era cosa sencilla. Incluso cuando calibré mal y los tubos estallaron dentro de la centrífuga y me tocó limpiar, fue más risa lo que me dió que otra cosa.
¿Prácticas de bioquímica que requerían muestra sanguínea y a mis compañeros del equipo les dan pavor las agujas? Sin cuidado, ahí está mi bracito y a mí me encuentran fácil las venas. Que por cierto fue ahí cuando sucedió aquella famosa anécdota de la burbuja en la jeringa.
Pero. Ir a inyectar a los ratoncitos en la cola, aunque sea agua destilada, y más cuando son ratoncitos veteranos (es decir, que ya los habían utilizado varias veces para prácticas similares) que hacían todo lo posible por alejarse de las manos que querían tomarlos, que se quedaban temblando en un rincón aterrados porque ya sabían lo que les esperaba, o inyectar las orejas a los conejos y después volver al día siguiente a ver si habían desarrollado fiebre o siquiera si seguían vivos...
La peor de todas, la que me hizo decidir que definitivamente no podía seguir ahí fue aquella primera práctica de la clase de inmunología en que tuvimos que abrir un ratoncito recién nacido para ver su páncreas. Después de atontarlo/anestesiarlo sobre un trozo de hielo.
Yo no quise hacerlo, pero el tipo con quien me tocó hacer la práctica se tardó mucho y el ratoncito comenzó a reaccionar y, bueno, había que sujetarle las manitas y las patitas con unos alfileres para que quedara extendido y luego abrirlo. Pero ya comenzaba a reaccionar y trataba de sacudirse y fue horrible.
Horrible.
Me dan ganas de llorar sólo de acordarme.
También recuerdo que en todos los manuales decía como parte de los objetivos que 'el alumno aprenderá el manejo digno y humano de los animales de laboratorio' o algo similar. Esto quizá sea un poco tangencial, no sé.
La cosa es que, bueno, después de eso entré a estudiar una carrera de humanidades, así que creo que es factible asumir que mi formación es más que nada humanista, y estoy conforme y a gusto con esa idea. Pero a mí me gusta pensar que una de las cualidades del ser humano es la compasión que puede llegar a sentir tanto por otros seres humanos como por otros seres vivos, que puede llegar a enternecerse cuando ve cosas como
esta o
esta otra aunque, como puede decirse de todas las cualidades, esta no está presente en todos los seres humanos y que eso no les niega la cualidad humana. Y mientras no busquen activamente el daño a otros humanos o a animales, conmigo no hay problema.
TL;DR para:
no puedo entender cómo es que una formación humanista tendría que negar el concepto de compasión hacia los animales. Simplemente no me cabe en la cabeza. Es incluso contrario a mi manera de ver la vida.
Hay una diferencia entre el hecho de que somos omnívoros y necesitamos las proteínas de la carne (según sé, porque la novia de mi hermano lo es, los que son vegetarianos tienen que tomar suplementos alimenticios para cubrir sus necesidades nutricionales) y el hecho de mostrarse impasible ante el sufrimiento innecesario de seres que están ahí para nosotros, que por muchísimo tiempo hemos criado selectivamente para que sean dependientes de nosotros, que hemos vuelto básicamente incapaces de sobrevivir por sí mismos en un entorno salvaje.
La idea me perturba muchísimo.